No imaginaba que la parte baja de Nueva York – Lower Manhattan y el Downtown – me iba a resultar tan interesante. Pensaba que aquí sólo iba a ver rascacielos, la Zona Cero donde estuvieron las Torres Gemelas y poco más.
Y resulta que hay unos cuantos rincones perfectos para cualquier viajero o turista curioso. Así que decidí dedicar un segundo día a esta zona, para terminar de recorrer Lower Manhattan, pasar por Wall Street y cruzar, ¡por fin!, el Puente de Brooklyn.
Lower Manhattan, Wall Street y el Puente de Brooklyn
El frío volvía a hacer de la suyas esta jornada, y las nubes grises y el viento no tenían intención de desaparecer.
De hecho, se anunciaba nieve en las próximas horas. Sin embargo, nada como un buen café caliente para que esta turiscuriosa entrara en calor y se animara a visitar algunos de los puntos más atractivos de esta ruta:

Federal Hall National Memorial
Mientras me acercaba, empecé a escuchar una antigua marcha militar y aceleré el paso para ver de qué se trataba.
Cuando llegué al Federal Hall, me encontré a tres soldados ataviados a la vieja usanza, tocando sus instrumentos a los pies de la majestuosa estatua de George Washington.

Este edificio, que recuerda a los templos griegos, ocupa el lugar donde se levantó el primer Ayuntamiento de la ciudad, y fue testigo de la investidura de Washington como primer presidente de los Estados Unidos (1789.)
En la actualidad, es un museo dedicado a recrear la historia de Nueva York tras la colonia. Dónde está: 26 Wall St.
A muy pocos pasos está la Bolsa de Nueva York, la más conocida del mundo y escenario de innumerables películas. Sin embargo, los visitantes tenemos que conformarnos con ver la sede desde la barrera (literalmente)
Frente al Federal Hall están también las antiguas oficinas centrales de la banca JP Morgan. Algunas guías indicaban que, en la fachada que da hacia Wall St., aún podían verse las marcas del atentado ocurrido en 1920.
Yo no noté nada extraño, pero dejo el dato, por si tienes mejor ojo que yo.
Bowling Green
Es el parque público más antiguo de Nueva York (1733). Cuando pasé por Bowling Green, todos los bancos estaban ocupados por niños de algún colegio cercano, que disfrutaban de su desayuno, así que los jardines estaban muy animados.
Todos los martes y jueves en la mañana se instala en el exterior un pequeño mercadillo de agricultores y productos artesanos, y a pocos metros del parque puedes visitar el Museo Nacional de los Indios Americanos.
Algunos consideran este edificio entre los más bonitos del estilo beaux arts en la ciudad de Nueva York. La entrada es gratuita.
Dónde están: 1 Bowling Green.

Charging Bull
Sin embargo, el gran atractivo de Bowling Green no es el parque, ni el museo, sino la enorme escultura de bronce “Charging Bull”.
Después de Times Square y la Estatua de La Libertad, este debe ser el lugar más fotografiado de Manhattan.
Es imposible captar una imagen del gigante toro sin que esté alguien posando delante, o atrás, porque la gente le toca sus partes para que le dé buena suerte ¿?¿?¿

Esta obra de más de 3 mil kilos, del italiano Arturo Di Modica, apareció por «sorpresa» delante de Wall Street en 1989. ¡Turiscurioso!
Stone Street y Fraunces Tavern Museum
Empecé a recorrer la zona sin rumbo y, de repente, me encontré con este grupo de edificios ubicados en una calle de adoquines – Stone Street – que luego supe está considerada como la «joya escondida» de Wall St.
A pesar de que Nueva York es una ciudad relativamente joven, si la comparamos con Europa ya que se fundó en 1624, quedan muy pocos edificios en pie que recuerden sus orígenes.
Si acaso St Paul’s Chapel y poco más (que yo sepa.) Así que fue una muy grata sorpresa toparme con estas construcciones del siglo XVIII y con Stone Street calle de adoquines, peatonal y con varias terrazas donde disfrutar de un aperitivo o comida variada.

Fraunces Tavern Museum
Antigua residencia de un rico comerciante, en 1762 fue adquirida por Samuel Fraunces para convertirla en una taberna.
Tras la Guerra de Independencia, se instalaron aquí los departamentos de Asuntos Exteriores, de Guerra y del Tesoro.
Un incendio dañó seriamente el conjunto de estilo holandés y estuvo a punto de ser derruido, pero una sociedad histórica – Sons of Revolution – restauró el actual Fraunces Tavern Museum y el resto de edificios.
Además de visitar el museo, puedes comer en algunas de las tabernas, o simplemente dar un paseo por la calle peatonal que nos transporta a la época colonial.
Dónde está: 54 Pearl St.
Trinity Church

Hoy en día, cuesta creer que cuando se terminó, en 1846, era el edificio más alto de Nueva York. Claro que ayudaron los 85 metros de su campanario.
Trinity Church ofrece una variada programación musical y cultural y, hasta un completo folleto para que puedas hacer un walking tour por su pequeño y tranquilo cementerio, en el que yacen personalidades como Robert Fulton, el inventor del barco a vapor.
Puente de Brooklyn

Se me había ido la mañana sin darme cuenta, aumentaba el frío y todavía quedaba cruzar el Puente de Brooklyn y dar un pequeño paseo por uno de los barrios más importantes de Nueva York. Así que hacia allí dirigí mis pasos.
Algunas personas recomiendan cruzar el puente desde Brooklyn hacia Manhattan, para disfrutar del skyline de la ciudad. Puede ser una buena idea, especialmente al atardecer, así que comparto el tip.
En mi caso, inicié el recorrido en City Hall y el paseo por el primer puente colgante de acero del mundo me llevó una media hora. Hay que respetar el carril destinado a los peatones, porque circula mucha gente en bicicleta.
Es una caminata agradable, a pesar de que me tocó un día con viento, y hay lugares para descansar, así como un mirador en el centro para hacer una pausa y tomar fotos con tranquilidad.

Contar turiscuriosidades del Puente de Brooklyn me llevaría un post completo, así que te invito a leer este post en el que recopilo unas cuantas anécdotas, curiosidades y tips sobre una de las principales atracciones turísticas de la Gran Manzana.
Sí te puedo adelantar que cruzar el puente debería estar en la lista de imprescindibles en una visita a Nueva York y, con ello, acercarte a algunos rincones del primer barrio residencial de la Gran Manzana, como estos que pude ver durante mi corto paseo:
Qué ver en una visita rápida a Brooklyn
* Brooklyn Bridge Park:
Es verlo desde las alturas y querer bajar, para pasear por este espacio verde que se extiende a lo largo de 2 kilómetros paralelo al East River, y desde la zona conocida como DUMBO.

* Jane’s Carousel:
Este tiovivo, que podría catalogarse como vintage, está protegido del frío por una estructura acristalada diseñada por Jean Nouvel.
Casi todas sus piezas son de madera y fueron restauradas por la artista Jane Walentas. Ideal para volver a la infancia, aunque sea por unos minutos.
* Brooklyn Ice Cream Factory:
Sus helados son muy famosos y se hacen largas colas para disfrutar de los mismos. Tiene dos tiendas, pero la original es la que se encuentra en el muelle Fulton Ferry Landing (con una privilegiada vista del puente de Brooklyn).
Sólo abre los sábados y domingos (de 12 a 22 horas) y únicamente se puede pagar en efectivo.
* Brooklyn Heights:
Tranquilo vecindario en el que puedes encontrar el Hotel St George, o la casa donde Truman Capote escribió Desayuno en Tiffany’s (70 Willow St)

Me quedé con las ganas de dedicar más tiempo a Brooklyn, pero fue un buen final para los paseos de esta turiscuriosa por Manhattan. Sólo quedaba celebrar el día de Acción de Gracias, antes de regresar a casa.
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Esta es la primera zona que visité de NY, quizás por ello es una de mis preferidas… aunque yo tuve más suerte que tú y me acompaño un cielo super azul. Fundamental cruzar andando el puente andando, ofrece distintas y fantásticas panorámicas de la ciudad. Y como a ti, me quedó pendiente mucho de Brooklyn… ¡¡tendré que volver!!
Yo la dejé para el final y creo que sí es buena idea comenzar a conocer Manhattan a partir de esta zona. Coincido contigo, cruzar el puente es impprescindible y mejor si es con la suerte de un bonito día soleado. Yo también quiero volver para dedicar al menos un día a Brooklyn. Feliz semana
Como me gusta NYC … me encanta!! y tiene tanto para ofrecer… Además siempre se renueva! o sea, podemos volver 1000 veces y no aburrirnos!
Y te cuento que he tocado los «huevos» al toro … porque dicen que cuando los tocás… volvés a New York!!! o sea, por las dudas…!!!
Gracias Turiscurioseando por tu post, me hiciste revivir buenos momentos !!!
¡¡NYC, definitivamente, vale la pena!!
Y quiero volver!!!! siempre!!!
Saludos viajeros.
Muchísimas gracias por tus palabras Lilián, siempre es un gustazo leer tus comentarios. Yo también quiero volver a NYC y ahora con más razón ¡tengo que probar yo también a tocar al toro. A ver si es verdad lo que dicen y yo me lo estoy perdiendo! jajajaja Un abrazo!
Muy buen recorrido…aun qué yo fui un poco más atrevida y le toque los huevos al torro ;P
Jajajaja así me gusta. Yo, aunque hubiera querido no hubiera podido, demasiada gente alrededor. Pero quizá en una próxima oportunidad pueda hacer lo mismo, o al menos intentarlo.
Maravilloso paseo, qué envidia me da porque no conozco USA, y lo que más ganas me ha dado después de leerte es de cruzar el Puente de Brooklyn. ¡Vaya vistas! ¿Media hora de paseo por el puente? Increíble.
Hola Cris! Espero que puedas ir pronto a Estados Unidos, no tiene el patrimonio de Europa, ni el exotismo de Asia, pero compensa con muchas otras cosas y siempre hay algo interesante que ver. Nueva York es un buen ejemplo de ello, así como el Puente de Brooklyn. Seguro que se puede cruzar en mucho menos tiempo, pero la idea es pasearlo con calma y disfrutar del momento (mejor si no hay mucho frío jaja) Feliz día!
A mí también me encantó el Lower Manhattan, es un ambiente diferente al del resto de Manhattan, más antiguo y hasta un poco decadente, y Brooklyn… bueno merece muchos posts Brooklyn, saludos viajeros.
Sí Raúl, estoy totalmente de acuerdo contigo, es otro mundo y da para dedicarle unos cuantos días más si la quieres recorrer con detalle. Seguro ocurre lo mismo con Brooklyn, pero en este caso, apenas pude disfrutar de un abreboca 🙂 Feliz día!
Es curioso porque debo ser el único visitante que no se acordó de hacer la típica foto del puente de Brooklin con los rascacielos al fondo y me sabe muy que pero muy mal. Vamos, que tengo que volver para solucuonarlo. Una pena que ya no se pueda entrar a Wall Street.
Hola Jordi! Si te sirve de consuelo, yo también estuve a punto de no hacerlas. Cuando iba por el puente, hacía tanto fríiiio que sólo quería terminar de cruzar. Y cuando estaba en Brooklyn, el día gris le quitaba las ganas a cualquiera de usar la cámara. Menos mal que al final las hice. No son las mejores, pero tengo el recuerdo, que es lo más importante. 🙂