Viena era una ciudad que soñaba conocer desde niña, pero al mismo tiempo no me atrevía a hacerlo realidad por miedo a que me defraudara, por culpa de mis altas expectativas.
Al final, el querer y la curiosidad pudieron más y llegó el día de conocer la que fuera la capital del Imperio Astro-húngaro.
Sólo estuvimos 3 días, y aunque no es suficiente, al menos me permitió quitarme la espinita y respirar tranquila porque Viena no me defraudó. Todo lo contrario.
Las 10 cosas que más me gustan de Viena
Podría terminar rápido y decir que me gustó todo de la capital austriaca. Sin embargo, he tratado de recopilar mis 10 favoritos de Viena, y algunos tips útiles, con el fin de animarte a visitar esta ciudad imperial.

1.- Viena es todo lo que imaginaba
Mientras buscaba información para preparar el viaje, encontré una descripción de la ciudad escrita por J.A. Alcaide, del blog Otros Viajes, que me gustaría transcribir aquí porque creo que sería imposible describir de mejor forma lo que es Viena, justo lo que yo imaginaba:
“Viena es la exuberancia hecha ciudad, es un afán por la inmensidad en los edificios, en las calles en las distancias. Viena es tan enorme que no se puede patear. (…) En Viena el techo es gris y cortado por cables de tranvía en formas más o menos geométricas. Viena es frío, lluvia, arte y música. (…)
La belleza de Viena es distinta, más melancólica, añorante de tiempos más ricos. Viena es elegante y distinguida, lujosa, limpia, plagada de cafés, croissants y struddels. (…)
Viena es arquitectura. Es rococó y es modernista. Viena es un compendio de fachadas, es un palacio y es un decorado. Es tan perfecta que resulta incluso irreal. Da la impresión de que nadie viva en Viena.
La gente va a comprar, a tomar algo, a dar un paseo, pero parece que nadie viva en Viena. (…) Viena es una tarta, un paseo en coche de caballos, un café, es la inmensidad del Ringstrasse y es un perrito caliente en el Graben. Viena es perder la mirada en el cielo buscando el final de la torre de San Esteban.”
2.- Descubrir que los vieneses no son fríos, ni antipáticos
Me habían dicho que aquí la gente era muy seria, que nadie sonreía y que además eran un poco antipáticos hacia los extranjeros.
Pues debe ser que yo iba con el buen rollo al máximo porque con nosotros fueron amables y simpáticos. Tanto en el metro, como en la calle, los museos, tiendas o cafeterías.
Y los vieneses sí sonríen. Lo de reírse a carcajadas ya es otra cosa, aunque seguro que también lo hacen.
3.- El Palacio de Schönbrunn y sus jardines

Lo confieso, una de las culpables de que yo quisiera conocer Viena era Sissí. De niña devoré todos los libros de la colección sobre la famosa emperatriz de Austria y Reina de Hungría.
Así que no iba a perder la oportunidad de acercarme a este palacio que dicen compite en grandiosidad con el propio Versalles y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1996.
Aunque marzo no es la mejor época para recorrer los jardines, decidimos acceder por la puerta de Hietzing y dar un paseo por una de las zonas más frondosas de la que se convirtiera en la residencia veraniega de los Habsburgo por decisión de María Teresa de Austria, quien es la verdadera protagonista del Palacio de Schönbrunn.

De hecho, el Grand Tour, un recorrido que incluye 40 aposentos reales, te transporta sobre todo al esplendor de la corte austriaca en el siglo XVIII, durante los años de reinado de Francisco I y María Teresa.
A partir del 15 de marzo puedes coger un pequeño tren (Panoramabahn), que realiza un circuito de 9 paradas y 50 minutos de duración que te lleva hasta la parte alta de los jardines, a la colina de La Glorieta y a la entrada de su famoso zoológico – Tiergarten Schönbrunn -, el más antiguo del mundo.

También puedes hacer el recorrido a pie, pero cuando salimos de nuestra visita al Palacio estaba lloviendo, así que para consolarnos, nos fuimos a probar otra de las cosas que más me gustó de Viena: su café y el Apfelstrudel.
Cómo llegar al Palacio de Schönbrunn:
Puedes ir al Palacio de Schönbrunn en el tranvía 60 o con la línea U4 del Metro de Viena y bajarte en la estación Schönbrunn.
También puedes seguir hasta la siguiente parada, que es Hietzing, cerca de la histórica Casa de las Palmeras. Aquí puedes llegar tanto con la Línea U4 de metro, como los tranvías 10 y 58.
Esta fue la opción que elegimos nosotros porque nos apetecía hacer el recorrido por parte de los jardines del Palacio.
Tip: Si deseas vivir una experiencia mucho más completa, puedes optar por una visita al Palacio con cena y concierto incluido (reserva aquí),
O simplimente disfrutar de un concierto de música clásica ofrecido por la orquesta del Palacio Schönbrunn, una de las más famosas del mundo.
4.- La variedad de cafés y el Apfelstrudel
Había leído que en el Café Residenz del Palacio de Schönbrunn se podía probar uno de los mejores pasteles de manzana de Viena y alrededores, así que nos dimos un capricho acompañado de un Wiener Eiskaffee que estaba buenísimo.
En realidad queríamos beber algo caliente, pero con esto comprobamos que nuestro nivel de alemán estaba por debajo de cero.
Desde ese momento, nos fuimos a lo seguro y sólo pedíamos Wiener Melange que es el café con leche con un ligero sabor a chocolate, por la variedad de grano que usan.

El Apfelstrudel, típico pastel de hojaldre y manzana que elaboran siguiendo la receta original al pie de la letra, también estaba delicioso.
Si quieres aprender a hacerlo, toma nota porque entre marzo y octubre, un pastelero comparte sus secretos para prepararlo, en inglés y alemán, a grupos de hasta 60 personas.
De vuelta en Viena comprobaríamos que los Kaffeehaus son toda una institución, en donde puedes probar deliciosas tartas y hasta 12 tipos diferentes de cafés. Siempre acompañados de un vasito de agua con gas.
La cultura del café en la capital austriaca está tan arraigada y es tan tradicional, que desde 2011 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial.
5.- El centro histórico y el Palacio Hofburg
El centro histórico de Viena, un asentamiento celta que llegó a convertirse en la capital de uno de los imperios más poderosos, está lleno de monumentos arquitectónicos y en unas cuantas manzanas se concentran tal cantidad de atractivos que un día sería insuficiente para verlos todos con detalle.
Sin embargo, si hay una edificación que destaca en el corazón de la ciudad es el Palacio Imperial de Hofburg.
Palacio Imperial Hofburg
Fue la residencia de la mayor parte de la realeza austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgo, durante más de 600 años.
Las dimensiones de este Palacio son tales, que es casi como una ciudad: 18 edificios, 20 patios y casi 2.600 salas y habitaciones.
Es uno de los lugares turísticos más visitados de Austria, ya que además de albergar el museo de Sissí, es la sede de la Escuela Española de Equitación, la Biblioteca Nacional y el Museo Etnográfico, entre otras colecciones y dependencias de uso gubernamental.

Como puedes imaginar, era difícil elegir qué visitar, dado el poco tiempo que teníamos, así que optamos por lo tradicional y creo que fue una acertada decisión: los apartamentos imperiales donde pudimos ver las habitaciones privadas de Francisco José y Sissi, las dependencias donde se trataban los temas de estado, el salón de audiencias y el gran comedor.
6.- La avenidad Ringstrasse
Es sin duda la avenida más importante de la ciudad y el eje de una impresionante colección de edificios monumentales como el Ayuntamiento, el Parlamento, el Teatro de la Ópera Estatal, la Iglesia Votiva, la Universidad de Viena y el Museo de Historia del Arte.
En 2015 se celebró el 150 aniversario de Ringstrasse, un proyecto del emperador Francis José, quien quería que se diseñara una avenida que comunicara el centro histórico con la ciudad que se había construido en el exterior de las antiguas murallas.
Las obras comenzaron en 1857, pero no fue hasta 1865 cuando se inauguró la primera parte de los 5,3 kilómetros de longitud de la que algunos consideran una de las avenidas más bonitas de Europa.

Si tengo la oportunidad de volver a la capital austriaca, una de las cosas que me gustaría hacer es una visita guiada tanto por el centro histórico, como el interior de la Ópera Estatal de Viena.
7.- La calle Graben y sus alrededores
Aún en invierno, a 2 grados centígrados y con una ligera nieve cayendo sobre tus hombros, está calle está llena de vida, sobre todo en las tardes.
El frío no es impedimento para que sus terrazas se llenen. Hasta nosotros nos atrevimos a descansar aquí mientras veíamos pasar a la gente con sus abrigos, sombreros y bufandas, y las bolsas de algunas de las tiendas con sede aquí, o en la también famosa calle Kärntner.

Esta es la zona más lujosa de Viena y aquí se encuentran las boutiques más importantes, tanto de Austria como de marcas extranjeras. Pero además de tiendas, también hay bellos edificios considerados joyas arquitectónicas.
8.- La majestuosidad de sus iglesias
Aunque lo lógico hubiera sido visitar la Catedral San Esteban (Stephansdom), nos dio un ataque de “rebeldía” al ver la cola que había que hacer para entrar y preferimos incluir en el itinerario otros templos, como la Iglesia de San Pedro (Peterskirche), considerada la segunda más importante de Viena.
Algunos también piensan que podría ser el templo más antiguo de la capital, aunque el primer registro oficial confirmado se remonta a 1137.

La decoración interior es impresionante y el conjunto es como una gran obra de arte. La entrada es gratuita y está en pleno centro de Viena, a pocos metros del Garben y de la catedral.
Esta suntuosidad se repetiría en otros recintos religiosos que visitamos, así que me imagino que San Esteban no será menos. En la próxima visita intentaremos entrar.
9.- El mercado Naschmarkt

Si te gustan los mercados, no puedes faltar a la cita con Naschmarkt, también conocido como mercado de las golosinas.
Abierto al aire libre, tiene un toque multicultural muy interesante con una variedad de productos increíble. Además, muchos puestos tienen un pequeño espacio donde puedes consumir sus propias elaboraciones.
Este rincón vienés me gustó tanto, que en su momento le dediqué una entrada, donde encontrarás más información, como indicaciones para llegar hasta aquí.
10.- Saborear un buen Schnitzel y comer en la calle
Uno no puede irse de Viena sin haber probado uno de los platos más conocidos de la gastronomía austriaca: el Schnitzel, un escalope de ternera rebozado que suele acompañarse de patatas o ensalada.
Procura tener hambre cuando lo pidas, porque el filete puede ser tan grande como tu plato.

Si buscas algo más “autóctono” y para presupuestos más ajustados, nada como comerse una salchicha asada en uno de los pequeños puestos callejeros ubicados en diversos puntos de la ciudad.
Y si hace frío, en vez de cerveza puedes beber vino caliente. Perfecto para descongelar tus manos.
Tips para turistas curiosos
Cuándo ir a Viena
Viena es una ciudad de veranos suaves y agradables, pero inviernos bastantes fríos y grises, sobre todo durante los meses de diciembre y enero.
En marzo llegamos a estar a 2 grados centígrados. Llovió a ratos, pero también tuvimos momentos de sol que hicieron más agradable el paseo.
Cómo llegar
Nosotros llegamos a Viena desde Budapest e hicimos el viaje en autobús, con la compañía Orangeways. El trayecto se cubre en poco más de 3 horas y el billete nos salió por 17 euros.
En la actualidad, esta ruta la cubren RegioJet y Flixbus y las tarifas han bajado hasta las 9 euros por trayecto.
También es posible volar a Bratislava y trasladarte a la capital austriaca en poco menos de una hora. Aunque se puede ir en tren, e incluso en barco durante el verano, nosotros elegimos el autobús.
La empresa Slovak Lines Express sale tanto desde el aeropuerto internacional como desde el centro de la ciudad eslovaca. El billete cuesta unos 7,70 euros (adultos)
Otra compañía que está cubriendo la ruta actalmente es Flixbus y se pueden conseguir pasajes por un poco menos – sobre los 5 euros – si los compras on line.
Cómo moverse por la ciudad
Moverse en Viena suele ser bastante sencillo. Por el centro histórico, la avenida Ringstrasse y barrios próximos puedes ir a pie sin problema, ya que la mayoría de los puntos de interés están próximos entre sí.
En nuestro caso, pocas veces tuvimos que usar el transporte público y en esas ocasione recurrimos al metro y al tranvía.
El U-Bahn (nombre del subterráneo de Viena) cuenta con 5 líneas que llegan a casi cualquier rincón turístico de la ciudad.
El billete sencillo cuesta 2,40€, pero también puedes adquirir un abono de uso ilimitado para 24, 48 o 72 horas (8,00€, 14,10€, 17,10€).
El abono también es válido para las 28 líneas de tranvías y la ventaja es que estos circulan por la superficie, otra manera de ver la ciudad mientras te tomas un descanso.
Las líneas 1 y 2 suelen ser las más utilizadas por los visitantes.
El metro y el tranvía no circulan entre en las 12:30 de la noche y las 5 de la mañana. En ese caso, hay que recurrir a los autobuses nocturnos.
Dónde dormir en Viena

A nosotros nos gustó mucho el Hotel Nestroy Wien, ubicado a pocos pasos del Mercado Karmeliter y del Museo Johann-Strauss, y muy cerca del Observatorio Astronómico Urania y de la estación Schwedenplatz de la línea U1 de metro.
Otras opciones a alojarte en la capital austriaca, con buena relación calidad-precio-ubicación:
- Hotel Brauhof Wien (9,1/10)
- Motel One Wien-Staatsoper (9/10)
- Easy Vienna Apartments (8,9/10)
- CH-Hotel Luka (8,7/10)
- CH-Hostel (8/10)
Excursiones, visitas guiadas y atracciones de Viena:
- Free tour por Viena ¡Gratis!
- Tour por Viena y Palacio Schönbrunn
- Visita guiada por Viena y la Ópera Estatal
- Cata de cerveza austriaca
- Tour gastronómico por Viena
Ay… que bonita es Viena. Y que resumen más chulo has hecho. A mi de las cosas que más me gustaron fue, además de todo lo que dices, ese ambiente imperial que se respira en sus calles y disfrutar de la deliciosa tarta Sacher.
Un abrazo y gracias por llevarme otra vez a esta bella ciudad.
Muchas gracias por tus palabras Kris. A mí me encantó Viena y me gustaría regresar porque hay tantas cosas que no pude visitar o hacer, como probar la tarta Sacher!! Qué ganas de volver a caminar por esas calles imperiales!! Otro abrazo grande para ti!
Tendré que volver, me has metido el gusanillo
Gracias! Me alegro de que te hayan dado ganas de volver. A mí me encantaría regresar a Viena porque me quedaron muchas cosas por ver, aparte de que me gustó mucho la ciudad. Saludos viajeros!
¡Qué bonita es Viena y qué rico está el Apfelstrudel! Fui hace años y como tú, fue un poco rápido pero volveré a verlo con más tranquilidad.
¡Un saludo!
Coincidimos entonces: bonita ciudad a la que tenemos que regresar para disfrutarla con más tranquilidad, y volver a disfrutar de esos Apfelstrudels tan buenos 🙂 Feliz semana
Ay, qué bonita Viena, a mí me gustó muchísimo, me pareció muy monumental y elegante. Para mí lo mejor el Palacio de Belvedere (adoro Klimt) y las tabernitas de Grinzing donde tomar vinito rico del valle del Danubio, qué buen ambiente.
Un abrazo de la cosmopolilla
Hola Patri. Justo el Palacio que no pude visitar. Me quedé con las ganas. Tampco pude ir a Grinzing y nos apetecía mucho, pero es que el tiempo no nos dio para más. Como me gustó tanto Viena seguro que vuelvo para conocer estos rincones vieneses que tanto te gustaron. Otro abrazo para ti y feliz fin de semana!
Estupendas ideas Mauxi!!
No conozco Viena pero leyendo tu post sé que me gustaría mucho.Me apunto el Wiener Melange, qué buenísima pinta!!!
Un saludo 🙂
Muchas gracias por tus palabras, estas son algunas pinceladas de Viena y me alegra saber que de alguna manera he podido transmitir las buenas sensaciones que me dejó la ciudad. No puedes perderte el Wiener Melange, aunque todos los café que probé en Viena estuvieron del 10 (y eso que soy más de té) Feliz día
Mauxi.
Lo agendo para algún otro de mis viajes, porque este lugar me falta y hasta ahora nunca me había llamado la atención!!!! siempre la paso de largo cuando organizo algún viaje por esa zona…
Me alegro por vos.. porque es genial cuando un lugar que vas a conocer cubre tus expectativas!!! y no te defrauda!!
A Viena iría también por todo lo que cuentas de sus comidas.. ese Schnitzel… o la salchicha asada… o el café con el Strudel.. ups!!! yo tendría que ser re-gorda porque me encanta comer!!! …
Gracias por tu post.
Lilián Viajera
Hola Lilian! Muchas gracias por tu comentario. Me alegra saber que tras leer este post te plantees la posibilidad de visitar Viena. Dichosa tú que puedes comer todo lo que quieras sin problema. No olvides la famosa tarta Sacher y disfrutar de los cafés vieneses, porque algunos son aunténticas maravillas. Y si además el caafé y los postres son buenos, ya no te cuento. Que tengas un muy feliz día.
A mí me pasó un poco lo que comentas al inicio del post, tenía tan altas las expectativas que aunque me gustó, no me gustó tantísimo como esperaba, podría decir que un pelín sí me defraudó.
Añado a tu lista el parque de los músicos y atravesar el río por la parte más ancha.
Saludos viajeros!!
Hola! Eso era lo que me preocupaba, pero afortunadamente no me defraudó, de hecho me gustaría volver en una época en la que no hiciera tanto frío. Gracias por las recomendaciones, me las guardo para mi próxima visita. Gracias por pasarte y comentar. Saludos viajeros!
Muy buen post recapitulativo. Miedo da cuando de algo tienes ganas y temes a que te defraude, nos alegramos que no fuera así. En cualquier caso es difícil que una ciudad centroeuropea no guste salvo excepciones. El Apfelstrudel que bueno está dios…
Un saludo!
Muchas gracias por tu amable comentario. Tienes razón en lo de las ciudades centroeuropeas, conozco pocas, pero todas muy bonitas e imperiales. Sí que estaba bueno el Apfelstrudel y además lo comimos sin remordimientos, porque con el frío que hacía quemamos todas las calorías extras jajaja. Feliz día!
De niña jugaba con mis primas a ser Sisi, Me encantaría pisar ese museo y luego probar ese tentenpié callejero, por supuesto.
Yo no tenía con quien jugar a Sissi, pero sí me imaginé más de una vez paseando por los salones del palacio y alguno de los bailes. De alguna manera, sueño cumplido 🙂 Y el tentemié no es alta cocina, pero a nosotros nos supo a gloria del hambre que teníamos jajaja
¡Genial post! ¡Muchas gracias por compartir! ¡Voy este verano y me viene muy bien toda la información! Un saludo!
Muchas gracias por tus palabras. Un placer compartir esta información, sobretodo si te es útil. Y si puedo ayudarte con más datos sobre Nueva York, con gusto responderé a tus dudas. Feliz día!
Viena es deliciosa, por donde se la mire. Una ciudad digna de haber sido la capital imperial. No sé si es perfecta, lo que sí sé es que vas y te enamoras de ella.
Hola Roberto. Me gusta el adjetivo que le adjudicas a Viena: «deliciosa», y estoy de acuerdo contigo, no se me ocurre una ciudad que hubiera podido lucir mejor su papel de capital imperial. Espero poder volver y seguir conociéndola. Gracias por tu visita y por comentar.